LA ERA DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
El mundo del presente siglo es muy distinto del que existía hace apenas cincuenta años. Desde entonces, el desarrollo tecnológico ha sido especialmente notable. Actualmente, los avances tecnológicos se producen casi a diario y se difunden con la misma rapidez en todos los ámbitos.
El campo de la microelectrónica es el que ha mostrado las mayores innovaciones. Su repercusión en las comunicaciones es significativa. Hoy las personas, en cualquier parte del mundo, pueden estar viendo la misma película, escuchando la misma música y recibiendo las mismas noticias casi en el momento en que estas ocurren. Las interrelaciones se han intensificado, es decir, hoy podemos relacionarnos no solo con personas de nuestro entorno cercano, familiar o social, sino que podemos comunicarnos con gente de otras culturas, que tienen hábitos y costumbres totalmente diferentes de las nuestras y que viven en cualquier parte del mundo.
¿SABÍAS QUE...?
Una persona puede dictar una conferencia y ser escuchada y vista inmediatamente por personas de cualquier parte del mundo.
En 1980, cuatro alambres de cobre podían procesar 24 conversaciones telefónicas en simultáneo; hoy, la fibra óptica equivalente permite procesar setenta millones de conversaciones a la vez.
El flujo de información que la informática permite generar es impresionante. Se dice que en los últimos veinte años, la humanidad ha producido más información que la acumulada en el resto de la historia.
Para obtener información sobre un tema puedes ingresar a internet y encontrar muchos lugares de consulta.
Estos significativos cambios vienen sucediendo muchos de los criterios y las costumbres que la sociedad moderna ha tenido en su organización básica. La típica empresa industrial, por ejemplo, operaba ocho horas, de nueve de la mañana a cinco de la tarde, cinco o seis días a la semana, y tenía clara las tareas que debía realizar de manera repetitiva. La empresa del futuro carece de un orden establecido y permanente en el tiempo. Se requiere ingenio y una gran capacidad de adaptación, ya que en cada momento se producen innovaciones y descubrimientos; por lo tanto, las personas deben ser capaces de innovar y adecuarse rápidamente a los cambios.
En la actualidad se imponen modelos de gestión que obligan a los gerentes a delegar mayores responsabilidades a sus equipos y, por ende, a transmitirles eficazmente conocimientos y experiencia que antes eran propiedad privada de cada uno de ellos.
Además del conocimiento, hoy se exige a los trabajadores habilidades interpersonales, de comunicación y empatía.